Si me hubiesen dicho que solo iba a tener la dicha de ser hija durante diecisiete años, hubiese aprovechado mucho más todos los buenos momentos, y en los malos, en vez de enfadarme o tratar de entender el porqué, simplemente me hubiera enfocado en la lección. Y es que casi todos fallamos en eso, en los «si» de suposición. Y así nos pasamos el resto de nuestras vidas sin estar conscientes que nos la pueden arrebatar en cualquier momento.
He tratado de entender el significado de la palabra madre y todo lo que aquello conlleva, quizás no se trate simplemente de crear un lazo durante nueve meses con un ser humano que va creciendo dentro de ti, quizás sea mucho más profundo y ni siquiera tenga que involucrar ningún embarazo. Recuerdo los buenos momentos, aunque no fueron muchos, como si hubiesen sido ayer…y es que nuestro cerebro se empeña en pasar una película de nuestro pasado en fechas especiales que la industria ha tratado de comercializar involucrando los sentimientos.
Veo a la gente decirles a sus madres que en esta fecha tan especial se portarán bien, o llegar con un ramo de flores enormes porque la comercialización nos ha metido en la cabeza que «mientras más caro y grande el regalo, más quiero a mamá» y jamás había estado más en desacuerdo con una afirmación como esa. Después de haber expresado mi opinión quiero felicitar a las madres los 365 días del año, porque un día como excusa para darles un respiro, no basta.
Scribo ergo sum 